05 octubre 2016

Cultivemos la humildad





El mayor acto de humildad y amor que Jesús hizo fue nacer y criarse como hombre con el fin de salvar a la humanidad (Juan 3:16). Jesús enseñó la verdad acerca de su Padre celestial y luego entregó su vida perfecta para quitar “el pecado del mundo” (Juan 1:29; 18:37) Dime tú, si esto no es humildad, dar tu vida por alguien que no lo merezca.

En esencia el amor es humildad y cuando este surge del amor es el hermoso renacer de una verdadera relación. Por eso es que Jesús es el más alto ejemplo de humildad porque el pago tu paga por amor.

Debemos de cultivar ese espíritu abnegado, esa gracia y devoción pura y capaz de negarnos a sí mismos. Necesitamos cultivar hábitos de actitud positiva en los retos pequeños que se nos presenten en nuestro camino. No esperes la oportunidad de hacer una gran obra; en cambio, aprovecha la primera oportunidad de ser fiel en lo poco, y de este modo podrás avanzar, crecer e ir cultivando tu humildad.


Igualmente, jóvenes, estad sujetos a los ancianos;
y todos, sumisos unos a otros, revestíos de humildad;
porque: Dios resiste a los soberbios, Y da gracia a los humildes.
1 pedro 5:5




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