Y aun
hasta el día de hoy, cuando se lee a moisés, el velo esta puesto sobre el
corazón de ellos. Pero cuando se conviertan al señor, el velo se quitará.
2 corintios 3:14-16
A
veces andamos por el camino del señor y tenemos embotado nuestro corazón y sin
darnos cuenta ya la palabra no nos llena, no nos revela nada el espíritu santo y
creemos que vamos bien. Se ha enfriado nuestro primer amor y nuestro corazón
lleva otra dirección contraria a la del padre.
Como
leímos en los post anteriores la decisión de cambiar es tuya, pero cuando tú
decides cambiar y volverte a Cristo y alinearte a su palabra el Espíritu Santo
es quien purifica nuestro corazón y nuestra parte es ser determinada en
obedecer.
Cuando
el Espíritu Santo empiece a purificar tu corazón el sacara las mezclas que hay dentro de ti y
cualquier cosa no solamente lo que es pecaminoso puede causar que nuestros
corazón esté mezclado. Debemos de despojarnos de todo aquello que nos
contamine.
Ejercita
tu corazón para creer en su palabra y en sus promesas, desecha toda
incredulidad y ejercita tu fe en el Señor.
Como
tenemos estas promesas, queridos hermanos, purifiquémonos de todo lo que
contamina el cuerpo y el espíritu, para completar en el temor de Dios la obra
de nuestra santificación.
2
corintios 7:1 NVI
Lo
más importante para los judíos era la limpieza externa, la purificación
ceremonial y la moralidad externa (Mat. 5:20). Las tradiciones de los fariseos
tenían que ver con la purificación externa. Mat. 15:2-20 con limpiar lo de
afuera del vaso más lo de adentro lo dejaban sucio y esa suciedad se vuelve
mugre y cubría todo su interior.
Mas
Cristo quiere limpiar lo de adentro para que eso se refleje fuera, lo que sale
de adentro es lo que contamina al hombre por eso debemos de purificar lo que
pensamos y lo que decimos.
Lo
que se piensa y lo que se dice van ligados de la mano es por eso que debemos de
renovar nuestro entendimiento día a día es difícil negarse a uno mismo pero al
final será muy placentero y tendremos la satisfacción de que hemos obedecido
al Señor.
Purificar nuestro
corazón para Dios conlleva obediencia, fidelidad y paciencia
Acercaos
a Dios, y él se acercará a vosotros. Pecadores, limpiad las manos; y vosotros
los de doble ánimo, purificad vuestros corazones.
Santiago
4:8
Meditemos
¿Estás dejando que el Espíritu Santo purifique tu corazón y lo alinee al del padre?
¿Estás ejercitando tu corazón en obediencia, paciencia y fidelidad?
¿Tu
corazón está mezclado o impuro?
¿Qué
mezclas hay en tu corazón?
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