El ritmo de la vida de
hoy en día es muy acelerado y a veces entre el bullicio y las circunstancias
que podamos estar pasando no podemos escuchar la dirección de nuestro padre,
pero es ahí donde debemos de imitar a Jesús y apartarnos e ir a nuestro lugar
secreto a comunicarnos con nuestro padre celestial.
No dejes que los afanes,
las situaciones y el ritmo de vida te quiten tu comunión con Dios.
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